UNA AMBICIÓN DESMEDIDA, C.TANGANA y una nominación a los Premios Goya
Esta ambición desmedida
Por las mujeres, la pasta y los focos
Me está quitando la vida
Muy poquito a poquito a poco
Me han preguntao' la prensa
'Puchito ¿cuál e' la maña?'
Sin cantar ni afinar
Mmmm
Pa' que me escuche to'a España
¿Puede el artista número uno de un país perder dinero en sus conciertos?
¿Puede el cantante del disco más vendido del año asegurar que no sabe cantar? ¿Puede el artista que más entradas vende tener miedo escénico?
Con C Tangana, Pucho, o Antón Álvarez todo eso -y más- es posible.
A finales de este mes de octubre llegó a nuestras pantallas “Una ambición desmedida” un film dirigido por Santos Bacana, Cris Trenas y Rogelio González y producido por Little Spain. En los 135 minutos de metraje acompañamos a C.Tangana y a todo su equipo durante los 4 años que separan la creación de “El Madrileño” -un álbum con el que revolucionó el panorama musical de nuestro país- y la gestación y ejecución de la gira más ambiciosa en la carrera de nuestro protagonista; Sin cantar ni afinar Tour.
Según palabras de sus creadores “No es un documental, no es una gira, es una tragedia”, una tragedia griega dividida en tres actos en la que somos testigos de las tres capas que conforman al artista; C Tangana, “el Ídolo” – y el título del álbum que lo catapultó al olimpo de los artistas patrios-, Pucho, el compositor, productor y empresario y Antón Álvarez, su faceta más íntima, más real, dónde se acumulan los miedos y las frustraciones. Vemos a la persona tras el ídolo, aquella que afirma sufrir el síndrome del impostor debido a las inseguridades que le provoca el no saber cantar y el no entender a veces que tanta gente le escuche.
Como buena tragedia se abordan en ella cuestiones como la fatalidad del destino, el sentido de lo trágico, la condición humana o el restablecimiento del orden. Encontramos en ella a un “héroe”, que como Ulises, regresa a casa tras un tortuoso viaje lleno de contratiempos en forma de tormentas, vientos huracanados o avisos de bancarrota. Un periplo en el que parece que todo lo que puede salir mal sale mal. Pero en esta historia la recompensa no es el cálido abrazo de Penélope al regresar , sino la trascendencia artística –mantra repetido y perseguido por Antón-, el legado, el encumbramiento como artista total, la satisfacción de haber creado una gira que marcará un antes y un después en la historia de la música de nuestro país.
En este periplo de 4 años acompañando a Antón somos testigos de una montaña rusa de emociones, un transcurrir vital lleno de dicotomías. Un concepto este, el de la dicotomía, que va a estar presente durante todo el film, empapando el devenir de nuestro protagonista y sus allegados.
Ya desde el principio nos plantean las dudas sobre el estilo del disco a publicar, uno más cercano al rap y a los ritmos urbanos que encumbraron a C.Tangana, y otro al que llaman “Latin” – y que posteriormente acabaría siendo “El Madrileño” – más disruptivo, menos comercial, y del que el mismo Pucho afirma que “a mí el disco latin no creo que vaya a funcionar, creo que va a funcionar el single y un tema más. Pero, el discurso artístico lo tengo tan claro, me sale tan de dentro y me parece que tiene todo tanto sentido que me la suda”. Otra demostración más de que para Pucho la idea artística va por delante de los números, las cuentas y los balances de resultados. Él tiene algo que enseñarnos, no importa lo que cueste. Pucho lleva años cambiando las reglas de la industria musical en España, y disfruta con ello, por muy costoso y tenebroso que sea el camino.
En medio del éxito artístico C.Tangana, en una de sus muchas afirmaciones lapidarias durante el metraje afirma que quizás El Madrileño podría ser su “disco estrella” y que de ahí “solo faltan dos pasos para acabar siendo jurado de La Voz”. El artista, en la cúspide de su carrera creyendo que semejante nivel de excelencia alcanzado solo puede preceder un declive profesional y artístico que lo arrastre a….¿una retirada?
Pucho deja entrever de manera más o menos clara su deseo de retirarse – “tengo que conseguir cerrar el capítulo de la música. Es que todo el rato digo que se va a cerrar y no se cierra. Pararía en seco”-. De maneras más o menos crípticas, no deja de lanzar mensajes de que ésta puede haber sido su última gira, y El Madrileño su último - y mejor – álbum. Pero conociéndolo –cómo nos ha permitido hacerlo este documental- será ésta una afirmación sincera, o es solo una amenaza velada de que lo que realmente Antón quiere es acabar siendo el artista español más influyente de todos los tiempos?
Cómo siempre con C.Tangana, Pucho, o Antón Álvarez….TODO ES POSIBLE